El papel del Comunicador visual en el mundo actual.

Desde el establecimiento de los periódicos en los años 20 del siglo pasado hasta el auge de internet y los dispositivos móviles modernos, se observa una “evolución en la representación que los grupos sociales hacen unos de otros“. Pensemos por ejemplo en la imagen que tenemos de los grupos de migrantes que cruzan nuestro país en buscan de mejores condiciones de vida y la forma en que ésta se ha modificado con el tiempo. Al principio los medios recogían algunas notas de grupos civiles y religiosos que ayudaban al migrante centroamericano resaltando su humanidad y heroísmo. En épocas recientes el tema se fue haciendo cada vez más presente en los medios masivos, al punto de asociarse al problema del crimen organizado. Ahora que las noticias ubican a estos grupos como víctimas de la violencia en las noticias de última hora y la sociedad reacciona al punto de que este tema formar parte de la agenda de los gobiernos que, si bien pueden no se centrarse en el problema de raíz, sí se ven obligados a responder a las circunstancias para dar un mensaje de responsabilidad social ante el mundo que los observa.

A fuerza de difundir otras formas de vida, es posible que en un medio predomine una concepción que corresponda a la de quienes le dominan. Sin embargo, la diversidad de medios y una nueva concepción de la información y su difusión hacen posible que, por ejemplo, conozcamos casi de forma simultánea la versión oficial de gobiernos autoritarios como el de China y la lucha interna de miembros de su sociedad en favor de más libertades gracias a las filtraciones que aparecen regularmente en periódicos y revistas de circulación global. El comunicador posee entonces de más herramientas para desarrollar mensajes, en un contexto amplio que lo obliga a cuestionar la validez de los métodos usados para transmitir efectivamente sin comprometer la identidad de cada grupo social y la integridad del mensaje.

Medios como la televisión “pueden contribuir eficazmente a combatir o incluso a destruir prejuicios y los estereotipos sobre los pueblos” en la medida en que muestran la diversidad de los problemas que afectan a otros pueblos y a su realidad. Hoy nos enteramos sobre problemáticas en países como E.U. en su incapacidad de subsistir sin un endeudamiento exorbitante con la misma facilidad con que somos testigos de la respuesta de Japón ante los desastres naturales y la permanente amenaza nuclear o sobre la ancestral sociedad Egipcia dando una muestra de revolución social y política de carácter pacífico. Todos ellos son muestras de historias que habría sido difícil concebir y que no solo cambian nuestra percepción sino que, además, demuestran que las opiniones comunes pueden no ser del todo ciertas. Después de todo “siempre hay que evitar las interpretaciones y las profecías animadas por el pesimismo o el optimismo sistemáticos.”

Aunque “la imagen es un lenguaje más internacional que la palabra” como dijo Jewan d'Arcy, “nadie piensa exactamente lo mismo de una misma imagen.” Por eso el comunicador debe tener un conocimiento que permita predecir en lo posible las interpretaciones que se tendrán de su trabajo.

“Es banal constatar que los progresos de la técnica están aboliendo las distancias entre los pueblos. Con la culminación de la técnica de las comunicaciones, el problema del conocimiento mutuo de los pueblos está a punto de encontrar su completa solución en la ubicuidad artificial.” Nuestro conocimiento de lo que hacen las demás sociedades se ha vuelto cada vez más inmediato, las visiones se comparten y enriquecen rápidamente y esto tiene un impacto directo sobre lo que pensamos y hacemos. Si las comunicaciones en masa disminuyen o rompen las barreras entre los hombres, también generan sociedades más homogéneas que por fuerza tienen que fijar posturas y buscar su diferenciación a través de la creatividad y la cultura.

El internet por su parte ha contribuido a crear relaciones entre diversos otros medios existentes y ha transformado considerablemente los espacios de comunicación. Ahora el usuario dispone de una interfaz que le permite manipular un conjunto de mensajes en los que se entremezclarán todos los medios. La transmisión de datos en dos direcciones permite una retroalimentación sin precedentes en la historia de los medios y ahora nos preguntamos “si los mass-media tienden, como al principio de su carrera, a homogeneizar la cultura y los gustos del público, a consolidad el conformismo y la centralización, o más bien no van a diversificar al público, a incrementar las tendencias centrífugas de la opinión, a propiciar un florecimiento de la vida del grupo y de los particularismos de cualquier sigo” y, en resumen, a considerar “las comunicaciones de masa y la difusión colectiva como realidades que convergen en la precepción individualizada.”

Si “la multiplicación, la diversificación y la interconexión de los modos de difusión se irán amplificando” estamos viviendo una época en la que la hegemonía de la imagen, en la que la veracidad de los mensajes se pone a prueba constantemente. Los dichos de una publicación pueden ser refutados por sus protagonistas casi al mismo tiempo de su difusión mientras que los lectores pueden escoger de una variedad de medios para conocer lo que sucede a su alrededor así como expresarse y generar un procesamiento, quizá superficial, pero sí inmediato de los mensajes que reciben. “Bajo diversas formas, el universo entero está presente a cada instante, en tanto que espectáculo, ante cualquier individuo. A éste le corresponde elegir los aspectos que de ese conjunto quiere ver y qué tipos de relaciones quiere tener con estos aspectos. A medida que florecen los espacios de difusión, el hombre halla nuevos equilibrios. Cada individuo ha de ser el moderador de esos flujos de imágenes.”

El comunicador tiene entonces el poder de acortar el tiempo y de modificar la estructura de nuestro espacio incluyendo “sólo está aquello que considera digno de ser grabado o difundido”. Gracias a la tecnología, nuestros sentidos deben percibir un mundo sin fronteras ni tiempo y es a esta “ubicuidad seleccionada a la que tendremos que adaptarnos.”

Bibliografía
Caseneuve, Jean, La sociedad de la ubicuidad, Barcelona, Colección Comunicación Visual.